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jueves, 8 de noviembre de 2012

El “D-Day” argentino

Por Horacio Ricardo Silva, 8-11-2012



E
n Argentina, existe hoy una confrontación singular, encabezada por dos sectores aglutinantes: el Gobierno Nacional, encabezado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner; y la poderosa empresa multimedios conocida como “Grupo Clarín”, de la señora Ernestina Herrera de Noble.
 Ambos ejércitos se disponen a presentar batalla en el campo de la Ley Nº 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, una legislación antimonopólica que limita severamente la cantidad de licencias que pueden poseer los empresarios de medios audiovisuales, y que otorga ventajas a las posibilidades de expresión de los sectores históricamente marginados de la sociedad, como es el caso de las etnias aborígenes, que lograron sobrevivir a las masacres del general Roca en el siglo XIX.[1]
La ruptura de hostilidades comenzó cuando el jefe de Estado Mayor del ejército clarinista, el CEO Héctor Magnetto, anunció la decisión de desconocer la ley votada por el Congreso de la Nación, y que fija al próximo 7 de diciembre (rebautizado como “7D”), como día límite para la presentación de un “plan de desinversión”, que ajuste el monopolio a la nueva normativa.

13-9-2012: El insulto soez, único recurso a falta de argumentos.


La táctica bélica empleada por el CEO Magneto consiste en un movimiento de pinzas sobre las fuerzas gubernamentales: mientras la artillería bombardea el flanco derecho con la presentación ante el Poder Judicial de una medida cautelar, arrojando armas químicas venenosas sobre la opinión pública (la acusación de que la mencionada ley es “inconstitucional”), se dispone el asalto de la infantería sobre las posiciones del flanco izquierdo del enemigo.

Señoras "bien" de Barrio Norte, en plena protesta.

En efecto, la fecha del ataque programado es el día de hoy, 8 de noviembre (rebautizado como “8N”), día en que los efectivos clarinistas intentarán —en forma de manifestación callejera— ocupar posiciones en sectores estratégicos de la ciudad de Buenos Aires. Las tropas de élite a quienes se les ha confiado la delicada misión, provienen de los aguerridos cuarteles que el Ejército Clarinista posee en los barrios más ricos de la ciudad —como Barrio Norte—, y están armadas de lujosas y sofisticadas cacerolas.
La batalla está, pues empeñada; y su resultado es incierto. Así como el 6 de junio de 1944 las tropas aliadas invadieron Normandía para combatir al nazismo, hoy la señora Ernestina Herrera de Noble —bajo el lema de luchar “por la libertad de expresión” y combatir a la “dictadura kirchnerista”—, se dispone a emular a aquel “D-Day” europeo, que determinó la derrota nazi en la II Guerra Mundial.

Consigna del Grupo Clarín.

Pero hay un elemento fallido en tal analogía histórica. Los nazis también aseguraban luchar por la libertad de los pueblos —entendiendo por ellos a los pueblos arios, con exclusión de todos los demás, considerados como degeneración sub-humana de la raza—. Y la señora de Noble, lucha en efecto, por la libertad de expresión... de su grupo monopólico, con exclusión de todo ciudadano que no posea los miles de millones de pesos, necesarios para conformar el propio emporio.

¿Marcha pronazi, o antinazi?

En aquel histórico “D-Day”, la maquinaria bélica del Estado nazi sufrió severos daños, de los que no se pudo reponer jamás. La justicia estaba de parte de los ejércitos invasores, y no de quienes los resistían. En Argentina, las cosas son al revés. Es de esperar entonces, que también esta vez, la victoria se incline hacia el lado de la justicia.




[1] Texto de ley disponible en la página oficial del gobierno argentino: http://www.argentina.gob.ar/pais/94-ley-de-servicios-de-comunicacion-audiovisual.php

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