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lunes, 5 de marzo de 2012

Una reflexión acerca de la llamada Inseguridad

(Por Federico Mare - Periodista e historiador)


Durante 2007, último año con relevamiento estadístico, se registraron en Argentina 315.852 muertes, de las cuales 296.125 (93,75%) se debieron a enfermedades; enfermedades evitables en la inmensa mayoría de los casos (pobreza, desnutrición, hacinamiento, insalubridad, trabajo riesgoso y nocivo, tabaquismo, alcoholismo, drogadicción, sedentarismo, obesidad, depresión, abortos mal asistidos, falta de prevención y cobertura médicas, etc.). Las defunciones por accidentes (en la vía pública, en el hogar, en el lugar de trabajo, casos de mala praxis, etc.) alcanzaron la cifra de 14.660 (4,64%), y los suicidios la de 2.996 (0,95%).

¿Cuál es la cifra de homicidios dolosos o intencionales? Tan sólo 2.071 (0,66%). Pero éste tampoco es, en realidad, el saldo necrológico de la «inseguridad». Si por «inseguridad» entendemos lo que los medios masivos de comunicación entienden (hurtos, asaltos a mano armada, secuestros extorsivos y violaciones sexuales «no agravadas por el vínculo»), la cifra es bastante más baja. Quedarían excluidas en ese caso las víctimas fatales de la violencia familiar y de género (no hay estadísticas oficiales disponibles), así como de la represión policial y penitenciaria (192).

La cifra de homicidios dolosos asociados a robos y violaciones es sólo de 440 (21,45%). Es decir que del total de decesos (315.852) en Argentina durante el 2007, tan sólo el 0,14% se debió al «cuco de la inseguridad». Las muertes causadas por accidentes de trabajo (995) duplican con creces dicha cifra —aclaremos que cuando se habla de «muertes causadas por accidentes de trabajo» no se consigna los fallecimientos del sector informal ni las víctimas fatales de enfermedades laborales.

El «cuco de la inseguridad» aún menos se mantiene en pie cuando se examina la mortalidad infantil. Durante el 2007, murieron en Argentina 9.300 niños antes de alcanzar el año de vida, en su abrumadora mayoría a causa de la pobreza y sus consabidas secuelas. Tampoco resiste comparación —ya lo hemos visto— con las estadísticas de accidentes de tránsito y suicidios.

Datos son datos. La «inseguridad» es una gran mentira, una realidad paralela montada por los medios masivos de comunicación para justificar el retorno de la «mano dura».


FUENTES
Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) - Min. de Salud
Dirección Nacional de Política Criminal (DNPC) - Min. de Justicia
Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) - Min. de Trabajo
Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI)

7 comentarios:

  1. Gracias por compartir, Horacio! excelente!

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    1. ¿Viste qué laburo esclarecedor? Echale también un vistazo a mi muro de FB, donde escribí unas palabras sobre una chica desaparecida y encontrada en Mza.,que tiene que ver con esto. Cariños, h.

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  2. Excelente.

    Geri grande.

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  3. Lamento disentir con esta columna. La inseguridad no se mide sólo en muertos, sino en hechos delictivos en general. Sin ir más lejos, la semana pasa en la cuadra de mi suegro robaron completamente (es decir, todo lo que éstas contenían) tres casas. En una misma cuadra. En un lapso de dos días. La policía no envió ni un patrullero. Ahora la gente de la cuadra (y del barrio en general) no quiere salir a la calle. Esos también son datos.
    Dicho ésto, la inseguridad es un tema muy escabroso, es fácil caer en simplismos, y no considero que tengan la culpa simplemente los que delinquen, o los que permiten el delito por beneficio propio.
    Igualmente se agradecen los números y otra mirada, un abrazo.

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  4. Estimado Sebastián, celebro y agradezco profundamente que disientas con este texto, de una manera tan respetuosa; cosa muy poco común en estos días. Le haré llegar al autor, residente en Mendoza, tu comentario. Un fuerte abrazo.

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  5. Hola Sebastián. Soy el autor del texto. Horacio me avisó de tu comentario, que agradezco y valoro.

    Tenés toda la razón conque la inseguridad no se mide sólo en muertes. Tomé una variable concreta y fácilmente mensurable -y creo que para nada menor- para hacer comparaciones. Porque si es cierto, como vos señalás, que hay infinidad de casos de inseguridad que no terminan en asesinato, también lo es que hay infinidad de contagios, accidentes de tránsito y de trabajo, intentos de suicidio y de homicidio no ligados a la inseguridad, que no terminan en muertes. De modo que la ampliación del horizonte de análisis que vos hacés a favor de postura (no circunscribirse a los casos fatales), yo también puedo hacerla a favor de la mía.

    En todo debate público, es necesario manejar datos duros, estadísticas. Porque las experiencias individuales o grupales, por muy intensas y trascendentes que nos parezcan, no necesariamente dan cuenta de una tendencia macrosocial. No es éste, por supuesto, el caso de la inseguridad, que sin duda es un PROBLEMA GENERAL E IMPORTANTE.

    Si releés el artículo, verás que yo no pongo en discusión que la inseguridad sea un mal social de envergadura. Lo que cuestiono es que sea el "gran cuco" que los medios masivos de comunicación nos pintan hábilmente soslayando muchísimas otras cosas tan o más graves que suceden (como la mortandad por accidentes de trabajo, enfermedades laborales o represión institucional) y enfatizando "ad nauseam" -a través del subrepticio y eficaz recurso de los casos testigo y su dramatización (guionado, primeros planos, música incidental, etc.)- los hechos de robo violento, violación y homicidio doloso. Cuando digo que la inseguridad no es el "gran cuco" que se muestra, lo que quiero decir concretamente es que no es el problema social nº 1 de la Argentina, que no tiene niveles colombianos, brasileños o africanos como a menudo se pregona en los noticieros y los diarios. La pobreza es más grave. La desnutrición es más grave. La mortalidad infantil es más grave. Los accidentes de tránsito son más graves. La morbilidad asociada a las condiciones de trabajo es más grave. El sedentarismo y el consumo de comida chatarra es más grave. La megaminería es más grave. La sojización es más grave. La drogadicción es más grave. La precarización laboral es más grave. La violencia intrafamiliar es más grave. La problemática del aborto mal asistido es más grave. La falta de vivienda y el hacinamiento son más graves. La inflación es más grave. Etcétera, etcétera. Todas estas cosas son más graves. Las estadísticas son inapelables. Yo sólo cité algunas, pero son bastante elocuentes.

    He sufrido varias veces la inseguridad en carne propia, y en dos ocasiones la pasé muy mal (en una de ellas me amenazaron con matarme, me tuvieron durante varios minutos amenazado con un cuchillo hundido en mi garganta y me dejaron un corte de recuerdo). También familiares y amigos pasaron muy queridos por mí vivieron situaciones traumáticas. Pero sigo pensando lo mismo: la inseguridad es un problema social importante, pero dista de ser el nº 1. Hay unos cuantos problemas aún más graves, y, de hecho, en más de un aspecto, la inseguridad es un emergente de ellos.

    Saludos cordiales,

    Federico Mare

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  6. Perfectamente de acuerdo. Aclaro que usé ejemplos concretos y personales no a modo efectista, sino por falta de números concretos como los que vos manejaste. Igual concordamos, es un gran problema, no sé si el número uno pero justamente atacando la pobreza, la falta de trabajo y buenas condiciones en el poco que hay, falta de acceso a educación, etc, se ataca la inseguridad (in)directamente.
    Saludos

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