Poema de Nora
Bruccoleri, perteneciente a su nuevo libro (en edición):
"Manuscrito de Los desterrados"
"Manuscrito de Los desterrados"
(Información extraída de: contratapa de Página/12, 19 de junio de 2010, por Osvaldo Bayer)
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2010-06-19.html
Desde el desconsuelo de un
retrato
la armadura de la memoria
hurga voraz
entre rotundas huellas,
que concluyen con
ostracismos
degolladores de la verdad.
Esclarece penetrar
a más de un siglo
en lo acaecido
a hombres y mujeres
guayaquíes.
Habitaban la intemperie
de la invasión
que refrendó vasallajes
en páramos de matanza,
los que estremecen
en la evocación.
Y aunque la tardanza
en resarcir la humillación
aún adormece a la historia,
con enhiesta disposición
confirmamos refugios
de lo honroso.
El pueblo Aché,
germinadores del Paraguay
pujan otro hálito
desde que su tierra guarece
a quien fuera una niña
que fotografió
el dolor
a fin de mil ochocientos.
Damiana tuvo las esmeraldas
de otro nombre.
Su rapto lo segó,
como al fulgor de su año
y al definitivo idioma
que cabía en la palabra
mamá,
su Caibú.
Desde el rapto
el ultraje
a los pámpanos de su
decencia,
a la espesura de su paisaje.
El desgarro
a la vecindad con el agua
de su gente.
La abatió ese bautismo
que revelaba el crimen
de sus mayores.
La volvieron fregona
de quienes mancillaron
su lozanía.
En Damiana eternizó
la orfandad de las aves,
por lo aterido
ante la vergonzante
desnudez.
La infamia insaciable
concertada en pos de la
ciencia
la exploraba
mutando saber por crueldad.
Lo despiadado la profanó
y la solidez de una tisis
mató a sus catorce años.
La travesía de lo sangriento
la acompañó en la muerte.
Ensombrece a lo humano
el menoscabo que decapita
los índices del sentido.
Damiana pasó por la
guillotina
de la desgracia.
Sin remordimiento
de Buenos Aires a Berlín
su cabeza mutilada
por afanosas observaciones,
esto delata visajes
de arrogante inmoralidad,
así como el resto de su
osamenta
en la impavidez del museo
que aún debe dar retorno
a tanta Raigambre
del país guaraní.
Nora
Bruccoleri
Mendoza, junio de 2010.
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